Ayudando a Casandra

Vuelvo a estar soltera y ya no tengo que preocuparme de dar explicaciones a nadie sobre si trabajo haciendo webcam porno o si me tiro a mi amiga Paola, a Casandra o sobre por qué quiero ir a probar una experiencia en un Club Swinger. Pasó lo que me temía con Joaquín, tras probar una sabrosa y excitante situación, desvarió y quiso montar a mis espaldas un encuentro en su casa y que estuviera otro amigo suyo para que me los garchara a los dos así porque sí…

¡Soy libre! Ya encontraré a mi pareja ideal pero mientras… A seguir disfrutando de mi trabajo como webcam girl. ¿Os acordáis de Casandra? Mi compañera que trabaja también haciendo webcam shows que se vino hace poquito a mi casa para hacerme ver las estrellas metiéndome un consolador y toda su mano por mi poto. ¿Verdad que sí? Con sus grandes gomas, sus cabellos dorados y su cuerpazo delgadito.

Pues me llamó por teléfono ayer y me dijo que si le ayudaba yo participando en su videochat online. Tenía un cliente VIP que quería que hiciéramos una cosa especial para él. Yo le dije… ¡Claro! Ella me ayudó a correrme así que yo la ayudaría ahora a ella. Sin embargo, por teléfono no me dijo que era lo que íbamos a hacer.

Al llegar a su pequeño pisito en el centro de Santiago de Chile, me venda los ojos y me dice que está ya todo listo. Eso me pone super hot y, sea lo que sea lo que vamos a hacer, quiero hacerlo ya. Me lleva a tientas por todo el piso. Pasamos por un pasillo y llegamos a su habitación. Una vez allí empieza a hablar en voz alta y le dice a su cliente VIP que ya estamos todos aquí.

“¿Todos?”, me pregunto a mí misma. “¿Quién más está aquí dentro?”.

Sonrío con excitación al saber que voy a hacer algo nuevo y… ¡con más gente! Mi chorapio se pone muy húmedo.

De pronto, mi compañera del chat porno me explica que el cliente VIP quiere ver una mamada, en su pantalla, como si se la estuvieran haciendo a él. Es decir, que la webcam online este enfocando desde arriba, mientras dos chicas webcam maman una tula con los ojos vendados.

“¡Mmmmm! Me apetece mamar, ¿quién será el afortunado?”, pienso.

Mientras me muerdo el labio sin saber a dónde mirar, Casandra me ayuda a ponerme de rodillas. Hay alguien en la cama con los pies colgando. Estiro una mano y noto como su pierna se ruboriza. Luego siento que Casandra se venda los ojos y se pone a mi lado. Le dice a nuestro chico desconocido que si ya ha colocado la cámara frente a su pico y éste le dice que sí con un murmullo.

Antes de comenzar le pregunto a Casandra que quién es y, tras ponerse junto a mi oído, me dice que es un amigo de su hermano pequeño, que acaba de ser su dieciocho cumpleaños y que este es su regalo para él. El aliento de mi explosiva compañera me enciende y saber que le vamos a hacer una doble mamada a un chico que es tan jovencito… ¡Si fuera virgen me pondría más cachonda! Siempre he fantaseado con sacarle la leche por primera vez a un virgen. Sería una magnifica experiencia para él… Y para mí. Mmmmm.

Poco a poco comenzamos a subir por su muslo a lametones. Noto que está nervioso, ¡jajaja! ¡Qué divertido! Cada una subimos por una pierna, lentamente hasta llegar a su tula. Después yo me centro en uno de sus pequeños testículos y comienzo a lamérselo mientras con mis uñas le acaricio el estómago. Gimo para él y también lo hace Casandra que no sé lo que está lamiendo exactamente.

Al rato, siento que baja conmigo. Me besa la mejilla y después comienza a lamerle el otro testículo. Ahora se los chupamos los dos a la vez con ansias por darle placer. Le escuchamos gimotear. Después paramos y subimos muy lentamente por todo su pico, recorriendo su tronco desde abajo hasta la punta. Cuando llegamos a la parte más alta, volvemos a bajar y lo repetimos varias veces para torturarle de placer.

Tras hacerlo un rato, subimos hasta la cabeza de su tula y la compartimos con gusto. Nuestras lenguas se la recorren hasta que metemos nuestros labios en la contienda. Nos la metemos a la vez en la boca y hacemos movimientos como si estuviéramos besándonos alocadamente pero con su tula en medio. Casandra y yo estamos tan pegadas que notamos la humedad una de la otra.

De pronto, escuchamos al cumpleañero que quiere correrse. Yo coloco mis manos en sus testículos y se los acaricio. Casandra le jala a gran velocidad mientras ponemos nuestras boquitas una al lado de la otra, bien abiertas ¡esperando a que nos dé su leche!

¡Él grita de placer! Mmmmm.

Cuando la recibimos, volvemos a meternos su pico en la boca, después nos besamos ella y yo. Tras un largo beso y, mientras yo me limpio con la mano el semen de mi cara y me lo trago, Casandra se despide del cliente.

En ese momento, yo aprovecho para quitarme la venda para ver al afortunado chico, quiero ver si, ahora que estoy soltera, me gusta lo suficiente como para tirármelo durante toda esa semana.

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